En una sorprendente revelación, el director de The Witcher de Netflix, Beau DeMayo, admitió públicamente lo que más lamenta: haber ignorado las advertencias de Henry Cavill sobre la dirección del programa. “Debería haberlo escuchado”, confesó DeMayo durante una entrevista reciente en un podcast, con la voz cargada de remordimiento.

El comentario que cambió todo llegó durante la producción de la temporada 2. Cavill, profundamente comprometido con el material original de Andrzej Sapkowski, instó repetidamente a la fidelidad a los libros. DeMayo descartó estas preocupaciones como “fanáticos quisquillosos”, priorizando las reinterpretaciones modernas sobre la precisión canónica.
La frustración de Cavill alcanzó su punto máximo cuando los productores alteraron el arco del personaje de Geralt, transformando al estoico cazador de monstruos en una figura más emocionalmente expresiva. Las fuentes dicen que Cavill advirtió que este cambio alejaría a los principales fanáticos y dañaría la integridad de la franquicia, predicciones que resultaron trágicamente precisas.
Las consecuencias fueron inmediatas y devastadoras. La audiencia de la temporada 3 cayó un 40% con respecto a las cifras de estreno de la temporada 1. La recepción crítica se volvió hostil, y las puntuaciones de Rotten Tomatoes cayeron del 89% al 54%. Las redes sociales estallaron con #FireTheWriters como tendencia durante semanas.
Las pérdidas financieras aumentaron rápidamente. Según se informa, Netflix gastó 25 millones de dólares en nuevas tomas y campañas de marketing para intentar salvar la temporada 3. Los analistas de la industria estiman que el daño total, incluida la pérdida de ingresos por suscripciones, supera los 100 millones de dólares si se tiene en cuenta la rotación de suscriptores.
La admisión de DeMayo se produjo durante la promoción de su nuevo proyecto, una serie de Marvel. La franqueza del director sorprendió a los periodistas, que esperaban las habituales desviaciones corporativas. En cambio, DeMayo ofreció una rendición de cuentas sin filtros que rara vez se ve en la cultura de reparto de culpas de Hollywood.
Entre bastidores, las tensiones se habían ido acumulando durante años. Cavill supuestamente chocó con la showrunner Lauren Schmidt Hissrich por cambios en el diálogo que contradecían la tradición establecida. En una escena particularmente polémica, Geralt pronunció un discurso sobre la opresión sistémica, completamente ausente en los libros.
Los expertos en producción revelan que la partida de Cavill no se debió a una cuestión de dinero: su salario de 1 millón de dólares por episodio ya estaba asegurado. Más bien, era una cuestión de principios. Según se informa, el actor dijo a los ejecutivos: “No estoy aquí para interpretar una caricatura de Geralt. Estoy aquí para honrarlo”.

El proceso de sustitución se convirtió en una pesadilla de relaciones públicas. La elección de Liam Hemsworth como el nuevo Geralt provocó una reacción inmediata, con peticiones que reunieron más de 300.000 firmas exigiendo el regreso de Cavill. Las acciones de Netflix cayeron un 3% en la semana siguiente al anuncio.
El arrepentimiento de DeMayo va más allá del fracaso profesional. Ahora reconoce la comprensión más profunda de Cavill sobre el personaje y su base de fans. “Henry vivió y respiró este mundo”, admitió DeMayo. “Creíamos que sabíamos más, pero estábamos equivocados”.
El director detalló casos específicos en los que las sugerencias de Cavill habrían evitado el desastre. Una subtrama propuesta por Yennefer que dominó el tiempo de pantalla de la temporada 3 podría haberse reducido, preservando el enfoque en el viaje del Lobo Blanco como defendía Cavill.
Los ejecutivos de marketing ahora luchan por distanciar la temporada 4 de errores anteriores. Los avances enfatizan la preparación física de Hemsworth, pero, según se informa, las primeras pruebas obtuvieron malos resultados. Un participante del grupo focal calificó la refundición como “el último clavo en el ataúd”.
Netflix enfrenta desafíos adicionales con propiedades relacionadas. La serie precuela de The Witcher: Blood Origin tuvo un rendimiento inferior y la película animada Nightmare of the Wolf no logró generar expectación. La franquicia que alguna vez prometió rivalizar con Juego de Tronos ahora lucha por ser relevante.
El mea culpa público de DeMayo ha provocado un debate en toda la industria sobre el control creativo versus la visión artística. Algunos elogian su honestidad, mientras que otros la ven como un control de daños antes de su debut en Marvel. De todos modos, la admisión valida la postura de Cavill.
El propio actor se ha mantenido característicamente digno. Cuando se le preguntó sobre los comentarios de DeMayo, Cavill respondió: “No le deseo al equipo más que éxito. Los libros merecen ser honrados”. Su moderación contrasta marcadamente con el caos de la producción.
Los veteranos de la industria señalan a The Witcher como una advertencia. Rings of Power de Amazon enfrentó críticas similares por desviarse del trabajo de Tolkien, sufriendo caídas de audiencia comparables. Los estudios ahora reconsideran su enfoque hacia las propiedades intelectuales establecidas.

DeMayo concluye su confesión con una advertencia a los futuros showrunners: “Cuando tu actor principal conoce el material mejor que tú, escucha. El orgullo viene antes de la caída, y caímos profundamente”. Sus palabras resuenan por los pasillos de Hollywood.
La pérdida de 25 millones de dólares representa más que un daño monetario: es el costo de la arrogancia. La apuesta de Netflix de “modernizar” una querida serie de fantasía fracasó espectacularmente, demostrando que a veces la visión original es la correcta.
A medida que la producción de la cuarta temporada continúa bajo un nuevo liderazgo, la sombra de la partida de Cavill cobra gran importancia. Sigue siendo incierto si Hemsworth podrá salvar la franquicia, pero una verdad está clara: las advertencias de Henry Cavill fueron proféticas.
La caída en desgracia de The Witcher sirve como el último recordatorio de Hollywood de que la confianza de los fanáticos, una vez rota, es difícil de reconstruir. La admisión de DeMayo puede cerrar un capítulo, pero el daño a esta adaptación alguna vez prometedora parece permanente.
Al final, un solo comentario (“Debería haberlo escuchado”) resume la lección más cara de la industria del entretenimiento en 2025. El abismo que se tragó a Geralt ahora amenaza con consumir todo el legado de The Witcher.