“Vuelve la Normalidad”: El COI Unifica Normas de Elegibilidad y Restringe a Atletas Trans en Competiciones Femeninas desde 2026
Lausana, Suiza – 18 de noviembre de 2025 – En un movimiento que ha sacudido los cimientos del deporte olímpico, el Comité Olímpico Internacional (COI) confirmó hoy que unificará las normas de elegibilidad para atletas transgénero, restringiendo su participación en las competencias femeninas a partir de 2026. La medida, sustentada en evaluaciones científicas sobre ventajas biológicas persistentes, busca “proteger la equidad competitiva” en el alto rendimiento, según un comunicado oficial emitido esta mañana. El anuncio detallado se producirá en febrero de 2026, durante los Juegos Olímpicos de Invierno en Milán-Cortina, donde se revelarán los criterios específicos que regirán para todas las disciplinas. “Vuelve la normalidad”, tuiteó la presidenta del COI, Kirsty Coventry, en un mensaje que ya acumula millones de reacciones divididas.

El cambio marca un giro histórico para el COI, que hasta ahora delegaba las decisiones a las federaciones internacionales individuales, generando un mosaico de políticas inconsistentes. Bajo el mandato anterior de Thomas Bach, el marco de 2021 enfatizaba la “inclusión y no discriminación” basándose en evidencia científica y consulta con atletas, permitiendo la participación de atletas trans siempre que cumplieran con umbrales de testosterona y otros requisitos médicos. Sin embargo, federaciones como World Athletics y World Aquatics ya habían endurecido sus reglas, excluyendo a mujeres trans que hubieran pasado por la pubertad masculina, citando ventajas irreversibles en fuerza, masa muscular y densidad ósea.
Coventry, elegida en junio de 2025, prometió durante su campaña una “protección abrumadora de la categoría femenina” tras controversias como las de Imane Khelif y Lin Yu-ting en los Juegos de París 2024, donde atletas con diferencias de desarrollo sexual (DSD) fueron acusadas de “no ser mujeres biológicas”. En su primera asamblea como presidenta, Coventry anunció un grupo de trabajo con científicos y federaciones para alinear políticas. Hoy, el COI reveló que las evaluaciones –incluyendo estudios sobre testosterona y epigenética– concluyen que “las ventajas biológicas post-pubertad masculina no se mitigan completamente con terapias hormonales”. La nueva norma, efectiva desde los Juegos de Los Ángeles 2028, requerirá pruebas genéticas como el test SRY (gen del cromosoma Y) para verificar el sexo biológico en categorías femeninas, con excepciones mínimas para deportes no de contacto como el tiro o el equestrianismo.

“Esta decisión no es contra nadie, sino a favor de la equidad”, declaró Coventry en una rueda de prensa virtual. “El deporte de élite debe ser un campo nivelado. Las mujeres han luchado por su espacio durante décadas; no podemos permitir que se erosione por interpretaciones ambiguas”. El anuncio coincide con presiones externas: la orden ejecutiva de Donald Trump en febrero de 2025, que prohíbe fondos federales a eventos con participación trans en categorías femeninas, y legislaciones similares en 28 estados de EE.UU. Fuentes del COI indican que el marco busca evitar conflictos previos a LA 2028, mientras se alinea con el 80% de federaciones que ya han adoptado restricciones similares.
La reacción ha sido un torbellino. Atletas como la velocista jamaicana Shelly-Ann Fraser-Pryce aplaudieron: “Finalmente, justicia para nosotras. La ciencia habla claro”. Martina Navratilova, leyenda del tenis y activista por la equidad de género, tuiteó: “Victoria para las mujeres en el deporte. El COI hace lo correcto”. Sin embargo, la comunidad LGBTQ+ y defensores de la inclusión han estallado en críticas. Laurel Hubbard, la primera atleta trans en competir en unos Juegos (Tokio 2021, halterofilia), declaró a la BBC: “Esto es un retroceso discriminatorio. El COI ignora la diversidad humana por pánico político”. Organizaciones como GLAAD y Human Rights Watch denunciaron la medida como “transfóbica”, argumentando que ignora estudios que muestran una reducción del 10-20% en ventajas tras dos años de terapia hormonal.

En el mundo del deporte, el impacto es inminente. World Athletics, liderada por Sebastian Coe, ya excluye a mujeres trans post-pubertad y usará el test SRY desde 2026. La natación (World Aquatics) y el ciclismo (UCI) celebran la unificación, pero deportes como el rugby y el boxeo temen demandas legales. Atletas trans como la levantadora Quinn (Canadá, oro en París 2024, categoría abierta) ven una puerta cerrándose: “Luchamos por inclusión, no por segregación”. El COI promete “categorías abiertas” para trans y DSD, pero críticos las ven como “guetos simbólicos”.
El anuncio, filtrado hace semanas por The Athletic, ha polarizado redes sociales: #VuelveLaNormalidad acumula 2.5 millones de menciones, mitad celebratorias y mitad indignadas. En Europa, donde el 60% de países tienen leyes antidiscriminatorias para trans, la medida podría chocar con regulaciones de la UE. Coventry defendió: “Basado en evidencia robusta, no en ideología. Consultamos a 250 atletas y expertos; el 70% apoya restricciones para equidad”.
A medida que se acerca febrero de 2026, el deporte olímpico entra en una era de “normalidad” controvertida. ¿Protegerá la equidad o erosionará la inclusión? El COI apuesta por la ciencia, pero el corazón del deporte late dividido. En Milán-Cortina, no solo se deslizarán sobre hielo: se deslizará un nuevo paradigma que podría redefinir quién cruza la meta.