Brandon Rios ha roto su silencio sobre una de las noches más intensas de su carrera: su enfrentamiento con Manny Pacquiao en 2013. Más de una década después, el boxeador estadounidense recuerda aquella pelea con una mezcla de asombro, respeto y humildad. “No podía ni ver venir sus golpes”, confesó Rios. “Pacquiao era tan rápido, tan impredecible… cada vez que pensaba que lo tenía calculado, ya estaba lanzando otro golpe desde un ángulo imposible.”
El combate, que tuvo lugar en Macao, marcó el regreso de Pacquiao tras una dura derrota ante Juan Manuel Márquez. Muchos dudaban de si el filipino seguiría siendo el mismo, pero esa noche, Pacquiao despejó todas las dudas. Desde el primer asalto, su velocidad, precisión y agilidad volvieron a brillar con la misma fuerza de sus mejores años. “Era como pelear con una sombra”, añadió Rios. “Yo lanzaba un golpe, y él ya estaba en otro lado. Su movimiento, su energía, su enfoque… era algo que nunca había visto.”
Pacquiao no solo demostró su habilidad técnica, sino también su madurez como peleador. No buscó un nocaut rápido, sino que controló el ritmo, castigando con precisión quirúrgica y manteniendo el dominio absoluto de la pelea. Para Rios, aquella noche fue una lección de boxeo en toda regla. “Mucha gente piensa que se trata solo de fuerza o velocidad, pero Pacquiao te gana con inteligencia. Te estudia, te engaña, te atrapa en su ritmo… y cuando te das cuenta, ya estás perdiendo asalto tras asalto.”
Después de la pelea, Rios admitió que, aunque fue una derrota dura, aprendió más en esos doce asaltos que en cualquier otro combate de su carrera. “Pacquiao me hizo entender lo que significa ser un verdadero campeón. No se trata solo de talento, sino de disciplina, humildad y respeto por el deporte. Lo vi entrenar esa semana, y su dedicación era impresionante. Incluso después de tantos años en la cima, seguía trabajando como si fuera su primera pelea.”
Hoy, Rios observa con admiración cómo Pacquiao sigue siendo una figura respetada dentro y fuera del ring. Aunque el filipino ha pasado los 40 años, su legado sigue inspirando a generaciones de boxeadores. “Pacquiao no solo fue un rival, fue una inspiración. Me mostró que el corazón de un verdadero campeón no envejece”, concluyó Rios.
Su testimonio es un recordatorio de por qué Manny Pacquiao es considerado uno de los más grandes en la historia del boxeo: un hombre que combina velocidad, poder, estrategia y sobre todo, un espíritu inquebrantable que trasciende el tiempo.
