“¡Intentó golpearla una vez más!” Con esas palabras estremecedoras comenzó la revelación que sacudió al mundo del espectáculo. Patricia Mebarak, la hermana de Shakira, rompió el silencio con un testimonio que pocos se atrevieron a imaginar.

Según Patricia, aquella noche fue el punto de quiebre. Gerard Piqué, en evidente estado de ebriedad, habría irrumpido en la casa familiar con una actitud agresiva y fuera de control, poniendo en riesgo la tranquilidad de todos los presentes.
Las redes sociales estallaron en cuestión de minutos. Fotografías borrosas, tomadas con un teléfono móvil, comenzaron a circular mostrando el rostro tenso de Piqué y la desesperación visible de Shakira. Nadie podía creer lo que estaban viendo.
Patricia, visiblemente afectada, contó que trató de intervenir. “No podía quedarme de brazos cruzados mientras mi hermana volvía a sufrir”, declaró entre lágrimas, asegurando que lo que vio aquella noche fue el reflejo del verdadero carácter de Piqué.
La revelación no tardó en causar una tormenta mediática. Programas de televisión, portales de noticias y miles de usuarios comenzaron a debatir la veracidad de los hechos. Pero Patricia insistió: “Tengo pruebas, y no permitiré que sigan mintiendo”.
Fuentes cercanas a la familia confirmaron que Shakira estaba intentando mantener la calma, concentrándose en proteger a sus hijos. Sin embargo, el episodio habría dejado una huella emocional profunda tanto en ella como en los pequeños.
Las imágenes difundidas mostraban claramente el descontrol. Piqué, con la mirada perdida y los gestos agresivos, parecía haber perdido completamente la compostura. La tensión se podía sentir incluso a través de las pantallas.
Patricia explicó que la confrontación comenzó por una discusión económica. “Él exigía cosas que ya no tenían sentido. No era una conversación, era una amenaza”, aseguró. Su voz temblaba mientras narraba los minutos de angustia vividos.
Los seguidores de Shakira no tardaron en reaccionar. Hashtags como #JusticiaParaShakira y #FueraPiqué se convirtieron en tendencia global, mientras miles de mensajes de apoyo inundaban las redes, condenando la supuesta actitud violenta del exfutbolista.

Expertos en derecho familiar y psicología fueron invitados a analizar la situación en distintos programas. Muchos coincidieron en que el relato de Patricia encajaba con un patrón de abuso emocional y control psicológico que Shakira habría sufrido durante años.
Mientras tanto, Piqué permaneció en silencio. Ningún comunicado oficial fue emitido por su equipo legal, lo que solo aumentó las especulaciones. Su silencio fue interpretado por muchos como una forma de aceptar tácitamente la gravedad de la acusación.
Medios internacionales comenzaron a replicar la noticia, describiéndola como “el escándalo del año”. La imagen pública de Piqué, ya dañada por su polémica relación posterior, parecía desmoronarse definitivamente.
Patricia también reveló que no era la primera vez que presenciaba comportamientos agresivos. “Durante años callé por respeto a mi hermana, pero ver la misma historia repetirse me rompió el alma”, confesó con dolor.
Los fanáticos de Shakira aplaudieron su valentía. Muchos afirmaron que Patricia había hecho lo que cualquiera haría por proteger a un ser querido. La familia Mebarak recibió una ola de solidaridad internacional sin precedentes.
En las horas posteriores, circuló el rumor de que las autoridades locales podrían intervenir de oficio. Aunque ninguna denuncia formal se ha confirmado, las redes exigieron que se investigue lo sucedido para esclarecer los hechos.
Fotógrafos que se encontraban cerca del lugar aseguraron haber escuchado gritos y golpes. Uno de ellos, bajo anonimato, relató que Shakira salió brevemente al balcón con el rostro desencajado antes de que la policía llegara.
El impacto fue inmediato. En Barcelona, medios locales comenzaron a rastrear posibles testigos, mientras en Miami, donde reside Shakira actualmente, fanáticos colocaron flores frente a su vivienda como muestra de apoyo.
Analistas de imagen pública sostienen que este episodio podría marcar un antes y un después en la reputación de Piqué. “Su carrera mediática dependía de mantener cierta simpatía pública. Esto podría destruir lo poco que quedaba”, comentó uno.

Patricia, por su parte, aseguró que su intención no es dañar a nadie, sino proteger a su familia. “No temo las consecuencias. Lo que temo es que vuelva a repetirse”, declaró, mostrando determinación en medio del escándalo.
El mundo entero observa con atención el desarrollo del caso. Entre rumores, fotos filtradas y versiones contradictorias, una cosa es segura: la historia de Shakira y Piqué ha alcanzado un nuevo nivel de drama, y esta vez, nada volverá a ser igual.