Vasiliy Lomachenko nunca ha sido alguien que reparta elogios a la ligera, pero cuando se trata de Manny Pacquiao, su respeto es claro e inquebrantable. En una entrevista reciente que llamó la atención del mundo del boxeo, el campeón ucraniano reflexionó sobre el talento perdurable de Pacquiao y su increíble longevidad en el deporte. “Sigue siendo el mismo luchador después de diez años”, dijo Lomachenko, con la voz llena de admiración. “La velocidad, el momento, la potencia… todo sigue ahí. Es una verdadera leyenda”.

Durante décadas, Manny Pacquiao ha desafiado tanto la edad como las expectativas. Desde su explosivo ascenso a principios de la década de 2000 hasta sus peleas por el título mundial en ocho divisiones de peso diferentes, Pacquiao ha sido la encarnación de la disciplina, la humildad y la feroz competitividad. Incluso ahora, a una edad en la que la mayoría de los peleadores han colgado los guantes hace mucho tiempo, él continúa inspirando tanto a los fanáticos como a los peleadores. Las palabras de Lomachenko reflejan un sentimiento compartido por muchos que han sido testigos de la evolución de Pacquiao: que la grandeza no se mide por los años, sino por el corazón.

Lomachenko, dos veces medallista de oro olímpico y uno de los boxeadores más dotados técnicamente de su generación, comprende mejor que la mayoría lo que se necesita para mantener un rendimiento de élite. “Lo que más me impresiona”, explicó, “no es sólo su capacidad física sino también su forma de pensar. Siempre está mejorando, siempre aprendiendo. Eso es lo que lo distingue del resto”.

La comparación entre Lomachenko y Pacquiao se ha hecho durante años: ambos son zurdos conocidos por su juego de pies, precisión e inteligencia dentro del ring. Pero mientras la carrera de Lomachenko ha estado definida por la estrategia y la delicadeza, el legado de Pacquiao se basa en pura fuerza de voluntad y empuje implacable. La idea de que Pacquiao todavía pueda competir a un nivel de clase mundial incluso después de cuatro décadas de vida no sólo es extraordinaria; es casi mítico.
Muchos fanáticos especulan si Pacquiao podría regresar al ring una vez más para una pelea final, tal vez contra un campeón más joven que busca hacerse un nombre desafiando a una leyenda. Lomachenko no descartó la idea. “Si todavía tiene hambre, si todavía ama el deporte, ¿por qué no?” dijo. “Se ha ganado el derecho a decidir cuándo termina su historia”.
Al final, los comentarios de Lomachenko sirven como más que un elogio: son un tributo a lo que representa Pacquiao. En una era de fama fugaz y campeones de corta duración, Pacquiao es una prueba de que la verdadera grandeza perdura. Su historia no se trata sólo de boxeo; se trata de perseverancia, fe y la búsqueda intemporal de la excelencia.
Incluso ahora, mucho después de su supuesto “mejor momento”, Manny Pacquiao continúa haciendo lo que siempre ha hecho: desafiar los límites, inspirar a millones y recordarle al mundo que las leyendas no se desvanecen. Simplemente siguen luchando, un asalto a la vez.