ÚLTIMA HORA: Billie Eilish pierde cuatro importantes contratos y las marcas le dan la espalda tras llamar a Elon Musk “un puto gilipollas” en directo. Elon Musk no se queda callado y responde con solo diez palabras que dejan a Billie Eilish sin habla.

El mundo del pop se estremeció el 13 de noviembre de 2025, cuando Billie Eilish lanzó una andanada de insultos contra Elon Musk durante una transmisión en vivo de The Tonight Show Starring Jimmy Fallon. La ganadora del Grammy, de 23 años, recién llegada de su gira Hit Me Hard and Soft, calificó al CEO de Tesla de “maldito imbécil” y con palabras aún peores al hablar sobre la filantropía de los multimillonarios. Su diatriba sin censura, transmitida a millones de personas, provocó una rápida reacción negativa por parte de las empresas, costándole cuatro lucrativos contratos publicitarios de la noche a la mañana.

El arrebato de Eilish se originó por la reciente aprobación por parte de los accionistas de Tesla de un paquete salarial de un billón de dólares para Musk, lo que lo catapultó hacia el estatus de trillonario. En un acalorado intercambio, lo acusó de acaparar riqueza en medio de crisis globales como el hambre y los desastres climáticos. “Es un maldito imbécil que podría acabar con el hambre en el mundo, pero prefiere los cohetes a las personas”, espetó Eilish, con el pelo verde revuelto mientras Fallon intentaba intervenir. El vídeo se viralizó en X, acumulando más de 50 millones de visualizaciones en pocas horas, con hashtags como #BillieVsElon dominando las tendencias.

Las marcas reaccionaron con rapidez. Calvin Klein, para quien Eilish era embajadora con un contrato de 25 millones de dólares anuales, emitió un breve comunicado: «Valoramos la alineación con nuestra filosofía inclusiva y hemos decidido mutuamente separar nuestros caminos». El gigante de la ropa interior citó el «tono divisivo» de la polémica como incompatible con su imagen familiar. De igual modo, Nike la retiró de su campaña de sostenibilidad, renunciando a un contrato de 15 millones de dólares tras la reacción negativa de los fans, que inundó las redes sociales con llamamientos al boicot.

Gucci siguió el ejemplo, rescindiendo el contrato de Eilish como directora creativa de su línea de lujo ecológico, un acuerdo valorado en 20 millones de dólares anuales. «Nuestra casa prioriza la elegancia y la unidad», declaró la firma italiana de moda en un comunicado de prensa en Milán. Para completar el grupo, American Express canceló el lanzamiento de su tarjeta de crédito de marca compartida, previsto para 2026, alegando «riesgos para su reputación» en un memorándum interno filtrado. Fuentes indican que el impacto financiero asciende a 80 millones de dólares, lo que ha obligado al equipo de Eilish a realizar una frenética gestión de los daños.

La polémica se intensificó cuando Musk intervino en X, su plataforma predilecta. A las 2:17 a. m. ET del 14 de noviembre, publicó una respuesta contundente: «El talento sin gracia es solo ruido. O te pones a la altura o te retiras». Con tan solo diez palabras, el mensaje impactó en la conversación como un rayo, consiguiendo doce millones de «me gusta» y tres millones de compartidos al amanecer. Eilish, inusualmente silenciosa durante dieciocho horas, al parecer siguió la conversación desde su casa en Los Ángeles, mientras fuentes cercanas a ella comentaban entre dientes que estaba atónita y lloraba.

Los fans se dividieron en el ámbito digital. Los fieles seguidores de Eilish, los “Avocados”, se unieron con el hashtag #StandWithBillie, elogiando su autenticidad en medio de los debates sobre la desigualdad económica. “Está denunciando a los verdaderos villanos: multimillonarios como Musk que tuitean sobre Marte mientras hay niños que se mueren de hambre”, argumentaba un hilo viral, citando estimaciones de la ONU que indican que con 40 mil millones de dólares anuales se podría erradicar el hambre para 2030. Medios progresistas como Rolling Stone la aclamaron como “la voz de los que no tienen voz”, vinculando su discurso con su reciente donación de 11,5 millones de dólares para iniciativas contra la pobreza durante su gira.

Sin embargo, los sectores conservadores criticaron duramente a Eilish. Los comentaristas de Fox News la tildaron de “socialista mimada”, haciendo hincapié en su fortuna de 150 millones de dólares proveniente de la música y la venta de productos. Breitbart publicó titulares que clamaban: “¿El colapso de Eilish: de estrella en ascenso a figura olvidada?”. Se multiplicaron los memes, con su rostro photoshopeado sobre el del Tío Gilito nadando en monedas de oro. Los seguidores de Musk avivaron la polémica, con una respuesta que rezaba: “Lo dice la chica que cobra 500 dólares por una sudadera mientras predica la igualdad”.

El equipo de Eilish intentó dar un giro a finales del 14 de noviembre, cuando su publicista emitió un comunicado: “La pasión de Billie por la justicia a veces se desborda, pero su corazón está en la defensa, no en la animosidad”. La gira de disculpas incluyó una llamada privada a Fallon, quien bromeó al aire la noche siguiente: “Billie, la próxima vez, susurra tus opiniones polémicas”. Sin embargo, fuentes cercanas revelan heridas más profundas; Eilish confesó a sus amigos que el comentario mordaz de Musk la “devastó”, haciéndose eco de canciones de su álbum que exploran la vulnerabilidad, como “¿Para qué fui hecha?”.

Este conflicto pone de relieve la difícil situación que atraviesan las celebridades en tiempos de polarización. Eilish, otrora intocable tras ganar nueve Grammys y un Oscar, ahora se enfrenta a las consecuencias. Su próximo álbum, anunciado como una “cruda inmersión en la hipocresía”, corre el riesgo de perder difusión radiofónica si las emisoras ceden a la presión de los patrocinadores. Las listas de reproducción de Spotify ya han relegado sus éxitos, con ajustes algorítmicos que favorecen a artistas “menos polémicos” como Olivia Rodrigo.

Musk, siempre provocador, redobló la apuesta en un hilo posterior en X, detallando sus donaciones de 5.000 millones de dólares a causas como las energías renovables y la seguridad de la IA. «Yo construyo futuros; ella canta quejas. ¿Quién se ha quedado sin palabras ahora?», escribió, adjuntando un meme de Eilish en pleno discurso con el título «Cuando el micrófono se vuelve en su contra». El patrimonio neto del magnate tecnológico aumentó 20.000 millones de dólares tras la polémica, impulsado por el alza de las acciones de Tesla gracias a la publicidad gratuita.

En Hollywood circulan rumores de veto contra Eilish, y Variety informa que representantes de artistas de primera línea aconsejan a sus clientes que se distancien de ella. Sin embargo, algunos aliados se mantienen firmes: Taylor Swift compartió el anuncio original de Eilish sobre la donación para su gira, mientras que Finneas O’Connell, su hermano y colaborador, tuiteó: «La verdad duele más a los poderosos». Organizaciones como Oxfam la elogiaron y lanzaron la petición #BillionairesForBillie, exigiendo que Musk iguale su donación.

Al amanecer del 15 de noviembre, Eilish rompió su silencio con una transmisión en vivo en Instagram desde su habitación, con los ojos enrojecidos. «Hablé desde el dolor, no desde el odio. Si me costó contratos, que así sea; la empatía no se compra». La transmisión alcanzó un pico de 8 millones de espectadores, superando en popularidad a su discurso. Musk, que seguía la transmisión desde la sede de SpaceX, le dio «me gusta» a un montaje de un fan que yuxtaponía sus palabras con sus renders de Marte, con el texto: «Debátanme, cuando quieran».

La saga pone de relieve las fisuras culturales de 2025: riqueza, poder y religiosidad pública. Las pérdidas de Eilish pueden doler a corto plazo, pero su base de fans principal —idealistas de la Generación Z— la ve como una mártir, lo que impulsó sus reproducciones un 15 % de la noche a la mañana. Para Musk, es otro triunfo en su defensa de la libertad de expresión, incluso cuando los críticos denuncian el favoritismo algorítmico de su plataforma hacia sus publicaciones.

Al final, este colapso en directo podría redefinir la imagen de Eilish, transformándola de joven promesa del pop susurrante a activista apasionada. Que resurja con conciertos a sala llena o que caiga en el olvido indie depende de su próximo paso. Una cosa es segura: en la disputa entre Musk y Eilish, nadie se queda realmente sin palabras; las redes sociales se encargan de que el eco resuene eternamente. Mientras las marcas se reagrupan y se gestan las disculpas, la industria musical observa, preguntándose quién logrará armonizar el beneficio con los principios a continuación.

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