El objeto interestelar 3I/ATLAS, descubierto en julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Chile, está causando sensación en todo el mundo. Proviene del espacio y se desplaza a gran velocidad a través de nuestro sistema solar, superando los 130.000 km/h. Nuevas imágenes del telescopio Lowell revelan detalles enigmáticos sobre su composición.

Estas fotos, tomadas el 10 de noviembre, muestran una cola de gas en expansión y un núcleo rojizo. Los astrónomos observan un cambio de color inusual, de rojo a verde, en un cometa. Su increíble velocidad parece desafiar las leyes de la gravedad; el cometa se acelera sin emisiones de gas visibles.
Elon Musk, director ejecutivo de SpaceX y Tesla, publicó un tuit con una alarmante advertencia: «¡Se nos acaba el tiempo!». En una entrevista con Joe Rogan, especuló que el tamaño de 3I/ATLAS (aproximadamente 5,6 km) podría tener consecuencias catastróficas si se desvía de su trayectoria. Sus comentarios desataron el pánico en las redes sociales.
La NASA asegura que el objeto pasará cerca de la Tierra el 19 de diciembre a una distancia de 270 millones de kilómetros, sin riesgo de colisión. Sin embargo, la aceleración no gravitacional observada genera interrogantes. Expertos como Qicheng Zhang, del Observatorio Lowell, confirman su estabilidad, pero persisten anomalías.
El astrofísico de Harvard, Avi Loeb, ha alimentado la especulación. En una entrada de blog, sugiere un origen extraterrestre y señala emisiones de níquel de cuatro gramos por segundo sin hierro. «Podría tratarse de una sonda alienígena», escribe, acusando a la NASA de ocultar datos. Sus teorías, que tienen entre un 30 y un 40 % de probabilidad de ser correctas, están dividiendo a la comunidad científica.
Las observaciones del Telescopio Espacial Hubble del 21 de julio muestran una nube de polvo con forma de lágrima. El Telescopio Espacial James Webb detectó compuestos orgánicos irradiados, similares a las tolinas. El polvo fino expulsado a 22 m/s sugiere actividad cometaria, pero la trayectoria hiperbólica confirma un origen interestelar.

Desde su perihelio el 30 de octubre, el asteroide 3I/ATLAS ha aumentado su brillo y es visible con telescopios potentes. Aplicaciones como Stellarium siguen su trayectoria a través de las constelaciones de Virgo y Leo. Astrónomos aficionados de todo el mundo apuntan sus instrumentos al cielo y capturan imágenes que muestran pulsos de radio de 1,4 GHz, interpretados como señales de corrección de trayectoria.
Musk enfatizó la urgencia que rodea a X: «Debemos prepararnos, el tiempo apremia». Comparó el objeto con ‘Oumuamua, pero más grande y más inusual. SpaceX lo está monitoreando con satélites Starshield, mientras que China y Estados Unidos están reposicionando sondas. La IAWN, la red de alerta temprana de asteroides, está activa para posibles misiones de intercepción.
Las imágenes de Lowell muestran un chorro de 2,85 millones de kilómetros de longitud que se extiende en la dirección equivocada. Tiene un contenido de agua del 4%, en comparación con el promedio del 50% para los cometas, y está alineado a 9 grados con la señal Wow!. Estas coincidencias, cuya probabilidad es inferior a 1 entre 10 cuatrillones, ponen en entredicho los modelos planetarios actuales.
Críticos como Zhang argumentan que la sublimación oculta del hidrógeno enmascara la propulsión natural. Loeb, sin embargo, aboga por una evaluación imparcial. «Es una cita a ciegas cósmica», afirma, advirtiendo sobre posibles desplomes bursátiles si se produjera alguna desviación. El debate continúa, acompañado de peticiones de transparencia total.
Desde el 1 de junio, las observaciones del Observatorio Transitorio de Zwicky (ZTF) han confirmado la trayectoria del objeto antes de su descubrimiento. Su origen en el hemisferio sur, opuesto al cenit solar, fue inesperado. Telescopios como Gemini Sur han detectado la cola de gas y confirmado su emisión en el rango de longitud de onda roja.
Musk escribió el 2 de noviembre: «Si impacta, arrasaría un continente». Existen paralelismos con el evento de Tunguska de 1908, que se desarrolló de forma similar. SpaceX está estudiando rutas de vuelo alternativas, mientras que la ESA y la NASA guardan silencio oficialmente. Este silencio alimenta las teorías conspirativas sobre SpaceX.
Para diciembre, su brillo descenderá por debajo de la magnitud 12, pero un sobrevuelo de la Tierra revelará secretos. Si es de origen natural, revolucionará la química del espacio exosomal. Si es artificial, cambiará a la humanidad: no estamos solos. Telescopios de todo el mundo, desde Mauna Kea hasta el Teide, están preparados para este evento.

Las especulaciones sobre unas supuestas luces parpadeantes que apuntan hacia la Tierra, captadas por la sonda Perseverance de Marte el 3 de octubre, muestran estelas alargadas por el desenfoque de movimiento a una velocidad de 220.000 km/h. Loeb las denomina estelas de humo anómalas, mientras que la NASA niega cualquier amenaza. El debate en el podcast de Rogan ha alcanzado millones de oyentes.
El objeto, el tercer visitante interestelar tras ‘Oumuamua y Borisov, emite 6 kg de polvo fino y 60 kg de polvo grueso por segundo. Su color rojizo se debe a compuestos orgánicos, pero las irregulares emisiones de hidroxilo son de gran interés para los institutos SETI.
Musk lo resume así: «Planeen sus vacaciones antes del 29 de octubre, pero ahora es demasiado tarde». Su advertencia se hace eco de la de Loeb: una desviación tras el perihelio podría alterar la trayectoria en 86 m/s en 50 días, acercando el asteroide 160 millones de kilómetros. El pánico mundial va en aumento.
Observadores aficionados han tomado fotos borrosas y las han compartido en Reddit y X. Persisten las teorías sobre un “objeto hostil”, publicadas en el New York Post el 25 de julio. Los investigadores advierten que un impacto tendría graves consecuencias para la humanidad, pero los cálculos indican que la probabilidad de tal evento es cero.
A 39 días del sobrevuelo, la expectación crece. La sonda 3I/ATLAS, que viajará 4,5 años luz, llegará en el momento de mayor avance tecnológico. ¿Una coincidencia perfecta? Los científicos lo debaten, pero una cosa es segura: diciembre de 2025 marcará un hito en la historia cósmica.
Actualización de la NASA: No se han detectado anomalías, pero la vigilancia continúa. Musk responde: «El tiempo para prepararse se agota». Las imágenes de Lowell, con su núcleo y cola helados, simbolizan un misterio. La humanidad mira al cielo, esperando respuestas.