En un giro impactante que ha sacudido al mundo del deporte, el CEO de Apple, Tim Cook, conocido por su activismo en favor de la comunidad LGBT, supuestamente ofreció a la leyenda de la NBA Michael Jordan un contrato de 199 millones de dólares. La condición: que Jordan apareciera en un anuncio apoyando los derechos LGBT en cada evento al que asistiera. La respuesta de Jordan, plasmada en un comunicado, dejó atónitos a fans y medios por igual.

Según fuentes, Cook buscaba aprovechar la influencia global de Jordan, cuya fortuna se estima en 3,500 millones de dólares, para promover un mensaje de inclusión. Sin embargo, Jordan, conocido por evitar controversias sociopolíticas, respondió con un escueto pero contundente comunicado: “Mis logros hablan por mí. No necesito contratos para definir mis valores”. Sin mencionar directamente la oferta, su mensaje insinuó un rechazo claro, desatando un torbellino de reacciones.

Las redes sociales estallaron. Algunos aplaudieron a Jordan por mantenerse fiel a su postura apolítica, mientras otros criticaron su silencio ante una causa social importante. La oferta, que habría sido una de las más lucrativas de su carrera, recuerda casos pasados donde Jordan demandó millones por el uso no autorizado de su imagen. Por su parte, Apple no ha confirmado ni desmentido el rumor, lo que alimenta aún más la controversia.

Este episodio plantea preguntas sobre el papel de las leyendas deportivas en debates sociales. ¿Debería Jordan haber aceptado? ¿Es su rechazo un mensaje en sí mismo? Mientras el debate crece, una cosa es segura: la decisión de Jordan ha encendido una conversación global que no se apagará pronto.