Saúl “Canelo” Álvarez ha vuelto a incendiar el mundo del boxeo. Después de meses de tensión y especulaciones, la superestrella mexicana finalmente respondió a la audaz afirmación de Juan Manuel Márquez de que podría “acabar” con Canelo si alguna vez pelearan.

En una emotiva y desafiante declaración, Canelo no se contuvo. “Contigo sí boxearía, y si pierdo contra ti, me retiro del boxeo”, declaró. Sus palabras conmocionaron a los fanáticos de todo el mundo: una declaración que transmitía no solo confianza sino también una sensación de desafío personal.

Canelo continued by saying, “Le acepto la contienda con gusto, pongo todos mis campeonatos, el peso que él diga… a él sí lo voy a noquear, yo no soy Pacquiao.” That last line immediately went viral — a clear message that he’s ready to settle this once and for all.
Márquez, una leyenda por derecho propio y uno de los peleadores más respetados de México, había declarado anteriormente que podría derrotar a Canelo fácilmente. Comparó su estilo con el de Manny Pacquiao, sugiriendo que su habilidad técnica y experiencia dominarían al campeón más joven.
Pero Canelo no se lo tomó a la ligera. Es conocido por mantener la calma ante las críticas, pero esta vez, algo en las palabras de Márquez tocó una fibra sensible. Para Canelo, este no fue un desafío más: se trataba de orgullo, legado y demostrar que es el rey del boxeo mexicano.
Los fanáticos de todo el mundo inmediatamente tomaron partido. Algunos creen que la declaración de Canelo es un truco publicitario, una forma de reavivar el interés en su carrera después de una serie de victorias controvertidas. Otros, sin embargo, lo ven como la prueba definitiva de honor entre dos generaciones de guerreros.
En México, la historia se ha convertido en un debate nacional. Las calles, los gimnasios y los foros en línea están llenos de discusiones: ¿Podría Márquez, incluso a su edad, tener una oportunidad contra Canelo en su mejor momento? ¿O el poder y la precisión de Canelo terminarían la pelea antes de tiempo?